Piensas:
Vivir es elegir entre el sol y la sombra,
entre la flor y el muladar.
Escoger entre el rojo y el azul, entre el añil y el verde,
el dormir y el volar.
Dices:
Vivir es elegir entre sonrisa y mueca:
entrar en una iglesia o entrar en un burdel.
Crees:
Vivir es elegir entre el túnel del sexo
o acariciar el Kempis con dedos de ladrón
Vivir es, inclusive, elegir cada instante
entre vivir o no.
Y al cabo de cien años de elegir
entre hablar y callar,
entre manzana y uva,
entre Jesús y Barrabás,
entre pisar primero con el derecho o el izquierdo,
comprendes la verdad.
Vivir es elegirte tú mismo cada instante.
Elegir cada hora
el que pretendes ser.
Pero nunca podrás elegir con acierto
entre el hoy y el mañana,
porque no te es posible dejar de ser ayer.
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