viernes, 27 de enero de 2012

El Manual del Guerrero de la Luz.



- En la playa al este de la aldea, existe una isla, con un gigantesco templo lleno de campanas - dijo la mujer.
El niño reparó que ella vestía ropas extrañas y llevaba un velo cubriendo sus cabellos. Nunca la había visto antes.
- ¿Tú ya lo conoces? - preguntó ella -. Ve allí y cuéntame qué te parece. Seducido por la belleza de la mujer, el niño fue hasta el lugar indicado. Se sentó en la arena y contempló el horizonte, pero no vio nada diferente de lo que estaba acostumbrado a ver: el cielo azul y el océano.
Decepcionado, caminó hasta un pueblecito de pescadores vecino y preguntó sobre una isla con un templo. - Ah, esto fue hace mucho tiempo, en la época en que mis bisabuelos vivían aquí - dijo un viejo pescador -. Hubo un terremoto y la isla se hundió en el mar. Sin embargo, aun cuando no podamos ya ver la isla, aún escuchamos las campanas de su templo, cuando el mar las agita en su fondo. El niño regresó a la playa e intentó oír las campanas. Pasó la tarde entera allí, pero sólo consiguió oír el ruido de las olas y los gritos de las gaviotas. Cuando la noche llegó, sus padres vinieron a buscarlo. A la mañana siguiente, él volvió a la playa; no podía creer que una bella mujer pudiese contar mentiras. Si algún día ella regresaba, él podría decirle que no había visto la isla, pero que había escuchado las campanas del templo que el movimiento del agua hacía que sonasen. Así pasaron muchos meses; la mujer no regresó, y el chico la olvidó; ahora estaba convencido de que tenía que descubrir las riquezas y tesoros del templo sumergido. Si escuchase las campanas, sabría su localización y podría rescatar el tesoro allí escondido. Ya no se interesaba más por la escuela, ni por su grupo de amigos. Se transformó en el objeto de burla preferido de los otros niños, que acostumbraban a decir: "Ya no es como nosotros, prefiere quedarse mirando el mar porque tiene miedo de perder en nuestros juegos". Y todos se reían, viendo al niño sentado en la orilla de la playa. Aun cuando no consiguiese escuchar las viejas campanas del templo, el niño iba aprendiendo cosas diferentes. Comenzó a percibir que, de tanto oír el ruido de las olas, ya no se dejaba distraer por ellas.
Poco tiempo después, se acostumbró también a los gritos de las gaviotas, al zumbido de las abejas y al del viento golpeando en las hojas de las palmeras. Seis meses después de su primera conversación con la mujer, el niño ya era capaz de no distraerse por ningún ruido, aunque seguía sin escuchar las campanas del templo sumergido.
Otros pescadores venían a hablar con él y le insistían: - ¡Nosotros las oímos! - decían. Pero el chico no lo conseguía. Algún tiempo después, los pescadores cambiaron su actitud. - Estás demasiado preocupado por el ruido de las campanas sumergidas; olvídate de ellas y vuelve a jugar con tus amigos. Puede ser que sólo los pescadores consigamos escucharlas. Después de casi un año, el niño pensó: "Tal vez estos hombres tengan razón. Es mejor crecer, hacerme pescador y volver todas las mañanas a esta playa, porque he llegado a aficionarme a ella". Y pensó también: "Quizá todo esto sea una leyenda y, con el terremoto, las campanas se hayan roto y jamás vuelvan a tocar". Aquella tarde, resolvió volver a su casa. Se aproximó al océano para despedirse. Contempló una vez más la Naturaleza y, como ya no estaba preocupado con las campanas, pudo sonreír con la belleza del canto de las gaviotas, el ruido del mar, el viento golpeando las hojas de las palmeras. Escuchó a lo lejos la voz de sus amigos jugando y sintióse alegre por saber que pronto regresaría a sus juegos infantiles. El niño estaba contento y - en la forma en que sólo un niño sabe hacerlo - agradeció el estar vivo. Estaba seguro de que no había perdido su tiempo, pues había aprendido a contemplar y a reverenciar a la Naturaleza. Entonces, porque escuchaba el mar, las gaviotas, el viento en las hojas de las palmeras y las voces de sus amigos jugando, oyó también la primera campana. Y después otra. Y otra más, hasta que todas las campanas de templo sumergido tocaron, para su alegría. Años después, siendo ya un hombre, regresó a la aldea y a la playa de su infancia. No pretendía rescatar ningún tesoro del fondo del mar; tal vez todo aquello había sido fruto de su imaginación, y jamás había escuchado las campanas sumergidas en una tarde perdida de su infancia. Aun así, resolvió pasear un poco para oír el ruido del viento y el canto de las gaviotas. 2Cual no sería su sorpresa al ver, sentada en la arena, a la mujer que le había hablado de la isla con su templo. - ¿Qué hace usted aquí? - preguntó. - Esperar por ti - respondió ella. Él se fijó en que, aunque habían transcurrido muchos años, la mujer conservaba la misma apariencia: el velo que escondía sus cabellos no parecía descolorido por el tiempo. Ella le ofreció un cuaderno azul, con las hojas en blanco. - Escribe: un guerrero de la luz presta atención a los ojos de un niño. Porque ellos saben ver el mundo sin amargura. Cuando él desea saber si la persona que está a su lado es digna de confianza, procura verla como lo haría un niño. - ¿Qué es un guerrero de la luz? - Tú lo sabes - respondió ella, sonriendo -. Es aquel que es capaz de entender el milagro de la vida, luchar hasta el final por algo en lo que cree, y entonces, escuchar las campanas que el mar hace sonar en su lecho. Él jamás se había creído un guerrero de la luz. La mujer pareció adivinar su pensamiento. - Todos son capaces de esto. Y nadie se considera un guerrero de la luz, aun cuando todos lo sean. Él miró las páginas del cuaderno. La mujer sonrió de nuevo. - Escribe sobre el guerrero - le dijo.
Un guerrero de la luz nunca olvida la gratitud. Durante la lucha, fue ayudado por los ángeles; las fuerzas celestiales colocaron cada cosa en su lugar y permitieron que él pudiera dar lo mejor de sí.
Los compañeros comentan: "¡Qué suerte tiene!". Y el guerrero a veces consigue mucho más de lo que su capacidad permite. Por eso, cuando el sol se pone, se arrodilla y agradece el Manto Protector que lo rodea. Su gratitud, no obstante, no se limita al mundo espiritual; él jamás olvida a sus amigos, porque la sangre de ellos se mezcló con la suya en el campo de batalla.
Un guerrero no necesita que nadie le recuerde la ayuda de los otros; él se acuerda solo y reparte con ellos la recompensa. ****************************************************************************************************** Todos los caminos del mundo llevan hasta el corazón del guerrero; él se zambulle sin vacilar en el río de las pasiones que siempre corre por su vida. El guerrero sabe que es libre para elegir lo que desee; sus decisiones son tomadas con valor, desprendimiento y - a veces - con una cierta dosis de locura. Acepta sus pasiones y las disfruta intensamente. Sabe que no es necesario renunciar al entusiasmo de las conquistas; ellas forman parte de la vida y alegran a todos los que en ellas participan.
Pero jamás pierde de vista las cosas duraderas, y los lazos creados con solidez a través del tiempo.
Un guerrero sabe distinguir lo que es pasajero de lo que es definitivo. ****************************************************************************************************** Un guerrero de la luz no cuenta solamente con sus fuerzas; usa también la energía de su adversario. Al iniciar el combate, todo lo que él posee es su entusiasmo y los golpes que aprendió mientras se entrenaba. A medida que la lucha avanza, descubre que el entusiasmo y el entrenamiento no son suficientes para vencer: se necesita experiencia. Entonces él abre su corazón al Universo y pide inspiración a Dios, de modo que cada golpe al enemigo sea también una lección de defensa para él. Los compañeros comentan: "¡Qué supersticioso es!, paró la lucha para rezar, y respeta los trucos de su adversario".
El guerrero no responde a estas provocaciones.
Sabe que, sin inspiración ni experiencia, ningún entrenamiento da  resultado.


Sitio Oficial: http://www.paulocoelho.com/

jueves, 26 de enero de 2012

El Alquimista de las Palabras (2001) - Paulo Coelho.

Preguntas magnéticas.

La siguiente es una historia acerca del poder de un cuestionario creativo...  
Cuando la famosa pintura de Rembrandt llamada "La ronda nocturna", fue restaurada y vuelta a exponer en el Rijks-Museum de Amsterdam, los curadores de la muestra llevaron a cabo un simple, aunque remarcable experimento: Presentaron a los visitantes un cuestionario acerca de la pintura.
Prepararon más de 50 preguntas, algunas de las cuales se enfocaban sobre asuntos que los curadores usualmente evitan abordar, como: ¿Cuanto cuesta la pintura? ¿Fue alguna vez falsificada? ¿Existen errores en la pintura? Otras en cambio, eran artisticamente más tradicionales: ¿Por que rembrandt pintó ese tema? ¿Quienes eran los personajes de la pintura? ¿Que técnica utilizó Rembrandt en esta obra?
En una sala, junto a la galería que exponía la pintura, los curadores empapelaron las paredes con esas preguntas (y respuestas). Los visitantes debían pasar a través de dicha sala antes de entrar a la galería.
El curioso resultado fue que el promedio de tiempo empleado en ver la pintura, pasó de seis minutos hasta más de media hora. Los visitantes alternaban leyendo las preguntas y respuestas, y examinando la pintura. Dijeron que las preguntas los motivaban a mirar por más tiempo, con más detenimiento y a recordar más. Las mismas, les ayudaban a crear aún más ricas ideas y a ver la pintura de nuevas maneras. Como una serie de imanes, las preguntas atraían los pensamientos de los visitantes hacia frescas y nuevas ideas
¿Cómo pueden unas simples preguntas producir tales resultados?: Esencialmente, las preguntas sitúan al visitante en un marco mental de aprendizaje, estimulando su curiosidad.

miércoles, 25 de enero de 2012

La Sonrisa y la madurez


En  cierta ocasión, un grupo de profesores norteamericanos le pidieron a la Madre Teresa de Calcuta que les aconsejara algo que realmente pudiera ayudarles en la vida y ella se limitó a contestar...SONRIAN.
El sentido del humor no es la simpleza por la que se ríe de la nada, ni tampoco la carcajada superficial que evade un realidad.  No es el chiste vulgar o grosero, tampoco la burla, menos la ironía que enmascara la agresión.
A veces nos olvidamos de que somos personas capaces de tener un buen sentido del humor porque nos enfrascamos en el agobio y la tensión diaria sólo para adquirir el máximo beneficio económico en el que la prisa y el cansancio alteran nuestro estado de ánimo irritándolo o deprimiéndolo sin darnos tiempo de encontrar un humor que nos concilie con los demás.
Es interesante observar como el sentido del humor aparece en la vida de las personas sanas mentalmente, en las inteligentes, en las que aman.
Si a lo largo de la vida se aprende a atesorar las experiencias bellas, tiernas, interesantes o enriquecedoras; el humor puede adquirir una solidez difícil de lesionar ante los hechos desagradables o dolorosos y obtener un control personal que nos revitalice para el futuro.
Hacer presentes las experiencias felices, recordándolas, comentándolas, repitiéndolas, de alguna forma revivirán el buen humor que las acompañó, consolidándolo como una característica personal, un estilo de
vida que condiciona positivamente las experiencias siguientes para estar alegre aunque las cosas no vayan del todo bien.
Aprendamos el arte del buen carácter y ejercitemos más nuestra sonrisa sincera con quienes nos rodean, lo cual construirá un circulo virtuoso y contagiante a nuestro alrededor. ¡SONRIE!

lunes, 23 de enero de 2012

La paz interior.

Se le pidió a un célebre artista pintar un cuadro que representara la verdadera paz. El tomó su pincel y plasmó en el lienzo un mar agitado por una violenta tormenta. Las olas se levantaban en forma gigantesca y arrolladora. Entre las furiosas aguas, se alzaba una roca inmensa e inconmovible, en una de cuyas grutas había un pequeno nido. En el nido se veía echada, con serenidad y calma un ave que brindaba calor y protección a sus polluelos.
La tranquilidad de aquel nido, en medio de un embravecido mar es la manera más elocuente de describir la paz que disfrutan los que confian en su interior. No es que dejen de existir peligros, sino que en medio de la adversidad se levanta la roca invencible de su serenidad.
Recuerden que en muchos casos vivimos tormentas, problemas, errores en nuestras vidas, y creemos que se acaba el mundo. Por el contrario, vemos muchas personas en situaciones similares a las que vivimos y sin embargo viven tranquilos y sin preocuparse. Nos preguntamos entonces el motivo de esa diferencia tan marcada entre las personas. La diferencia es que puedes estar en la tormenta "dentro de la roca" , o bien, fuera de ella, a merced de la lluvia y el mar.

Todos buscamos la Paz de mil maneras, aunque pocas veces miramos dentro nuestro.
La paz la encuentras cuando confias de todo corazón en esa "Roca verdadera", tu interior. Búscala de corazón y la imagen de la pintura en la historia se hará realidad en tu vida, haz la prueba...

viernes, 20 de enero de 2012

Historia del Gusanito.

Un pequeño gusanito caminaba un día en dirección al sol. Muy cerca del camino se encontraba una araña.
-¿Hacia donde te diriges?, le pregunto. Sin dejar de caminar, la oruga contesto :
-Tuve un sueño anoche; soñé que desde la punta de la gran montaña yo miraba todo el valle. Me gustó lo que vi en mi sueño y he decidido realizarlo. Sorprendida, la araña dijo, mientras su amigo se alejaba: -!Debes estar loco!, Cómo podrás llegar hasta aquel lugar? -!Tu una simple oruga! Una piedra será una montaña, un pequeño charco un mar y cualquier tronco será una barrera infranqueable.
Pero el gusanito ya estaba lejos y no lo escucho. Sus diminutos pies no dejaron de moverse.
    De pronto se oyó la voz de un escarabajo: -¿Hacia donde te diriges con tanto empeño?-.
Sudando ya el gusanito, le dijo jadeante: -Tuve un sueño y deseo realizarlo, subiré a esa montaña y desde ahí contemplaré todo nuestro mundo. El escarabajo no pudo soportar la risa, soltó la carcajada y luego dijo: -Ni yo, con patas tan grandes, intentaría una empresa tan ambiciosa. El se quedó en el suelo tumbado de la risa mientras la oruga continuó su camino, habiendo avanzado ya unos cuantos centímetros.      
Del mismo modo, el topo, la rana y la flor aconsejaron a nuestro amigo a desistir. !No lo lograras jamás! -le dijeron-, pero en su interior había un impulso que lo obligaba a seguir. Ya agotado, sin fuerzas y a punto de morir, decidió parar a descansar y construir con su último esfuerzo un lugar donde pernoctar. -Estaré mejor, fue lo último que dijo, y murió.
    Todos los animales del valle por días fueron a mirar sus restos. Ahí estaba el animal más loco del pueblo. Había construido como su tumba un monumento a la insensatez. Ahí estaba un duro refugio, digno de uno que murió por querer realizar un sueño irrealizable.       Una mañana en la que el sol brillaba de una manera especial, todos los animales se congregaron en torno a aquello que se había convertido en una advertencia para los atrevidos. De pronto quedaron atónitos. Aquella concha dura comenzó a quebrarse y con asombro vieron unos ojos y una antena que no podía ser la de la oruga que creían muerta. Poco a poco, como para darles tiempo de reponerse del impacto, fueron saliendo las hermosas alas arco iris de aquel impresionante ser que tenían frente a ellos: una mariposa.
No hubo nada que decir, todos sabían lo que haría: se iría volando hasta la gran montaña y realizaría un sueño; el sueño por el que había vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir. Todos se habían equivocado.


MORALEJA:
Todos tenemos la posibilidad de realizar un sueño, vivamos por él, intentemos alcanzarlo, pongamos la vida en ello y si nos damos cuenta que no podemos, quizá necesitemos hacer un alto en el camino y experimentar un cambio radical en nuestras vidas y entonces, con otro aspecto, con otras posibilidades, lo lograremos.  

jueves, 19 de enero de 2012

Facebook y la filosofía

Maestros acuden a Platón o Aristóteles para pensar el universo de amistades creadas en la red.


Cada vez simpatizo más con la idea de que a estas alturas la gente que no tiene una cuenta en Facebook tiene algo que ocultar. Si alguna vez la versión de nosotros mismos en esas redes sociales, definida por conductas aparentemente triviales como mantener durante años la misma foto de perfil o cambiarla compulsivamente cada semana, no tuvo ningún significado, se ha decretado finalmente el fin de la inocencia. Todo tiene un sentido y una razón de ser. Y si no somos capaces de descifrarlo, ahí tenemos a los filósofos entregados en cuerpo y alma a la causa.
¿Y por qué tendrían los filósofos que ocuparse de Facebook, cuando lo suyo siempre han sido los asuntos trascendentales, como aquello de encontrar el sentido de la vida, o hacia dónde vamos y de dónde venimos? Según D. E. Wittkower, profesor de Filosofía y Estudios interdisciplinarios en la Coastal Carolina University “cualquier cosa con el nivel de participación global de Facebook merece algo de atención. Para algunos expertos, Facebook es un ángel y para otros, un demonio; algunos lo consideran una emergente aldea global, y otros, un generador de soledad y aislamiento; unos creen que es una oportunidad para hacer crecer las relaciones sociales, mientras otros lo ven como un modo de alimentar la vanidad y el narcisismo”.
Para este profesor, que confiesa tener dos gatos entre sus amigos de Facebook y una relación conflictiva con FarmVille, la variedad de opinión de sus colegas sobre la red social no se explica por sus diferentes ideas al respecto, sino porque hay “muchos tipos de Facebooks”. Y ya se sabe que todo lo que implique una elección vital tiende a convertirse en objeto de estudio de la filosofía. Y sí, asumamos de una vez que escoger la foto de perfil es una toda una elección vital.
El profesor Wittkower que antes había editado el libro El Ipod y la filosofía, ha conseguido reunir la opinión de sus colegas, potentes filósofos de universidades del mundo entero, en el libro Facebook y la Filosofía (Open Court, 2010). Veamos las disquisiciones de estos estudiosos de Aristóteles y Platón, usuarios ellos mismos de Facebook, sobre nuestros modernos comportamientos sociales
El profesor Wittkower ha reunido la opinión de sus colegas, potentes filósofos de universidades del mundo entero, en el libro Facebook y la Filosofía (Open Court, 2010).

Tenemos el Facebook que nos merecemos

Mejor no lo hubiera dicho Jean Paul Sartre si le hubiera tocado vivir estos tiempos. Al menos, esa es la opinión de D. E. Wittkower. “Facebook es gente, gente que conoces muy bien, y gente que no conoces de nada, alguien que fue tu mejor amigo en quinto grado y luego se mudó a 900 kilómetros, gente que acabas de conocer, gente con quien trabajas o gente a quien solo has conocido en Internet. Esto explica que algunos odien Facebook y otros lo amen. La gente no es siempre divertida. Cuando miramos a los amigos como una fuente de diversión y les pedimos: ‘Estoy aburrido, hazme reir, haz algo divertido’, nos estamos asegurando la frustración. Otra cosa sería decir: “Estoy interesado en saber lo que te está pasando por la cabeza en este momento, ¿me lo cuentas? ¿te cuento lo mío?”. Facebook va de compartir.

El virus de la privacidad

¿Pasamos de la privacidad los que nos entregamos a Facebook? Esta es una gran discusión que divide a los filósofos entre los escépticos (piensan que los usuarios de Facebook hemos decretado junto con Marck Zuckerberg el fin de la privacidad), y los creyentes que sostienen que si los adolescentes pasan noches enteras desetiquetándose de las fotos comprometedoras que han colgado sus amigos, algo les importará la privacidad. James Grimmelmann, profesor asociado de la Escuela de Leyes de Nueva York se manifiesta acerca de si Facebook es un sitio público o privado. Aunque mantengas tu muro cerrado a cal y canto, 350 amigos son demasiados para que Facebook pueda ser considerado un sitio privado. “Digamos que tu ordenador es un espacio privado pero Facebook no lo es”. En su opinión, los muy conocidos casos de despidos y divorcios provocados gracias a indiscreciones de la red social vienen de la incapacidad de controlar nuestra interacción con semejante multitud. “Una de las reglas cardinales de la vida social que ponemos en práctica casi sin pensar es la de Conoce a tu público. Gracias a ella hemos aprendido a no repetir determinados chistes delante de los padres, los jefes o alguien que suponga algún tipo de autoridad. Sin embargo, aunque los usuarios de Facebook dedican tiempo a calibrar las consecuencias de sus comentarios, parece imposible memorizar a cada uno de los contactos que podrían tener acceso a sus pensamientos”. Según este experto la propia razón de ser de Facebook y el tipo de foto que escoges para tu perfil nos hace olvidar que nos movemos por un campo minado. “No olvides, dice Grimmelmann, que la mayor razón por la que estamos en Facebook es porque nuestros amigos también están allí, y una cara sonriente en la foto de perfil ayuda a convencerles de que hablan con alguien cercano, y no con otras 350 personas”.

La vida es un juego

Digamos que tu ordenador es un espacio privado pero Facebook no lo es, opina James Grimmelmann
Otros grandes críticos de la red social señalan que alimenta el narcisismo y la creación de personajes e identidades paralelas. Pero un grupo de filósofos, representados en este libro por Anthony Beavers y Tamara Wandel, profesores de Filosofía y Comunicación respectivamente, de la Universidad de Evansville, aplauden esta prestación de Facebook. “La posibilidad de exagerar, gritar y jugar a quien realmente no somos ayuda a mantener el espíritu de juego que nunca debimos haber perdido. Si aceptamos que nunca dejamos de aprender, por qué negarnos a experimentar otros roles y nuevos personajes. Relajémonos y recordemos la muy conocida frase de Platón: ‘La vida debe ser vivida como un juego’”.

Friending/Unfriending

Cada vez que una palabra es aceptada en el diccionario, el sitio donde se originó parece adquirir valor y autenticidad. Muchos académicos empezaron a tomarse Facebook en serio cuando el Diccionario de la Lengua Inglesa aceptó el vocablo friending para definir la acción de hacer amigos en el cortijo de Mark Zuckerberg. A la vez, la decisión de no emplear la palabra amistad (friendship) para definir lo que pasa en Facebook marcó una diferencia entre los amigos y los enemigos que hacemos dentro y fuera de la red social. “Algo diferente pasa en Facebook, de otra manera no habría sido necesario aceptar un nuevo término”, afirma Craig Condella, profesor de Filosofía de la Universidad de Salve Regina en Newport. Para él la diferencia consiste en que los amigos que hacemos en la red social son fruto casi siempre de “un proceso instantáneo que presupone la existencia de una relación anterior” sea de la naturaleza que sea. “Friending” es una de las primera claves establecidas para separar lo que pasa en el mundo virtual de los sucesos del mundo real”. En Español, diríamos “somos amigos en Facebook”, y todo el mundo entendería de qué estamos hablando, y de qué no.
Friending”es una de las primera claves establecidas para separar lo que pasa en el mundo virtual de los sucesos del mundo real”, considera Craig Condella.


¿Con cuántas horas Facebook es una pérdida de tiempo?

Perder el tiempo parece ser parte de la experiencia de estar en Facebook. Así lo aceptan buena parte de estos pensadores. Pero también se cuestionan si compartir tiempo con un amigo real o virtual no puede ser también considerado una pérdida de tiempo. “Facebook permite hablar, compartir fotos y reírse con amigos con quienes, probablemente, habría pocas posibilidades de relacionarse. Pasar cada día una o dos horas en Facebook es para mí un tiempo bien aprovechado”, asegura Craig Condella. Sin embargo, él mismo se pregunta por qué mientras más veteranos y experimentados son los usuarios de Facebook, mayor es su sensación, y así lo reconocen, de estar perdiendo grandes cantidades de tiempo en la red social. Condella encuentra la respuesta en Aristóteles. “Facebook ignora sus enseñanzas sobre los diferentes tipos de amigos. Si revisamos nuestras relaciones del pasado tendríamos que admitir que muchos amigos tienen fecha de caducidad y son circunstanciales. De forma natural, mucha gente va saliendo de nuestra vida y el círculo se va estrechando, de manera que podemos dedicarnos en cuerpo y alma a un reducido grupo de amigos”. Y así había sido la naturaleza de las cosas hasta hoy. “La principal alteración que ha causado Facebook al universo de la amistad es que permite reconectar artificialmente con gente que ya estaba fuera de tu vida, con la que no habías hablado en los últimos diez años y con la que, probablemente, ya no tengas mucho que decirte. Podrías ignorar su petición de amistad pero, ¿quién quiere herir los sentimientos de un antiguo compañero de colegio? Parece mucho más sensato tener unos breves intercambios de cortesía, y luego, bloquearle el acceso a tu muro. Ojos que no ven, corazón que no siente”. La teoría de Condella es que entre la gente que vamos encontrando en la vida y los ex amigos con los que Facebook nos obliga a reconectar estamos saturados y, aunque les dediquemos mucho tiempo, nos dispersamos y no conseguimos cultivar amigos verdaderos.
Por su parte, D.E. Wittkower, cerebro y corazón de este tratado filosófico, también se pregunta si Facebook es una colosal pérdida de tiempo. Y aquí va su respuesta: “¿Es la gente una pérdida de tiempo?, ¿Lo es la amistad? Para ser justos, a veces sí y a veces no. Alguna gente no vale la pena y otra es importante y valiosa, pero nadie puede saberlo antes de arriesgar e invertir un poco de su tiempo en esa relación. Lo mismo pasa con Facebook. A veces se pierde el tiempo y otras no, pero para saberlo y decidir salir, hay que haber estado dentro”.